“¿Por qué perdemos el gozo del ministerio?”, 1era. Tesalonicenses 2.17-20, Psr. Mariano Merino.

 

Perdemos el gozo del ministerio, cuando nos desenfocamos del propósito, y de las prioridades del ministerio. No hay gozo ministerial más grande, que ministrar la Palabra de Dios a las personas, para la gloria de Cristo. El mismo gozo de Juan: “No tengo yo mayor gozo que este, el oír que mis hijos andan en la verdad” (3era. Juan v. 4). A los Filipenses, Pablo escribió: “Hermanos míos amados y deseados, gozo y corona mía, estad así firmes en el Señor” (Filipenses 4.1).

Al momento de escribir esta carta a los tesalonicenses, los falsos maestros asediaban a Pablo cuestionando su carácter y ministerio. Parece que sus detractores le acusaban de cobardía y falta de amor, porque había abandonado la ciudad y aún no había regresado a visitar la iglesia. ¿Por que haría algo así? Según Hechos 17.1-10, los misioneros debieron huir de la ciudad de Tesalónica porque fueron obligados a hacerlo por una multitud enloquecida que quiso lincharlos. Por eso escribe para recordarles que les ama, y que está ansioso por volver a verles. De su defensa aprendemos que el gozo se pierde cuando:

I.-No amamos a las personas.

II.-Nos desenfocamos de la soberanía de Dios.

III.-Nos desenfocamos del regreso de Cristo.

I.-Cuando no amamos a las personas.

Pero nosotros, hermanos, separados de vosotros por un poco de tiempo, de vista pero no de corazón, tanto más procuramos con mucho deseo ver vuestro rostro” (1era. Tesalonicenses 2.17). El siervo del Señor anhela estar con sus hermanos. La frase “Separados de vosotros” es traducción de una palabra griega (APORFANIZOMAI), que significa “ser arrancado, o dejado huérfano”. La expresión está construida en la voz pasiva. Podría leerse así: “Habiendo sido arrancados de vosotros como un niño al cual le quitaron a sus padres por la fuerza”. Pablo ya usó la metáfora de una “madre” para decirles cuánto los amaba; la de un “padre” para recordarles sus consejos; y ahora, utiliza la imagen de un “huérfano” que ha sido separado de sus parientes por la fuerza, para decirles cuánto les extraña. La frase “De vista pero no de corazón”, implica la idea de que los enemigos lograron separarlos físicamente, pero no de corazón. Los hermanos aún estaban en el corazón, en la mente y en las oraciones de Pablo.

Los misioneros no tenían la oportunidad de verles, pero sí de orar por todos ellos. En 1era. Tesalonicenses 2.2 dijo: “Damos siempre gracias a Dios por todos vosotros haciendo memoria de vosotros en nuestras oraciones”. Eventualmente, una enfermedad, un compromiso, una aflicción, puede impedirnos ver a los hermanos. ¡Pero nadie podrá impedirnos orar! ¡Los podemos llevar en el corazón mientras viajamos, trabajamos, meditamos! Dos preguntas para medir el corazón: Si no puedes verlos: ¿Extrañas a los hermanos? ¿Oras por ellos?

La frase “Tanto más procuramos con mucho deseo ver vuestro rostro”, está cargada de intensidad y emoción. La palabra traducida “Procuramos” (SPOUDAZO), significa “ser diligente, o apresurarse a hacer algo”. Es el antónimo de la pereza. Es la palabra que describe el esfuerzo y el apresuramiento por hacer algo que es de suma importancia. Pablo la usó para que los tesalonicenses supieran que su ausencia no se debía a la pereza. Tampoco se debía a que priorizara otras personas, actividades, reuniones, eventos o asuntos, antes que a ellos.

La palabra traducida “Deseo” (EPITHUMIA), literalmente significa “deseo irresistible o Incontrolable”. Describe cualquier pasión fuerte y dominante. Pablo estaba desesperado por la posibilidad de ver otra vez a los santos.

Preguntas para evaluar el corazón: ¿Tenemos este mismo anhelo intenso, y esta necesidad apremiante por congregarnos? ¿Consideramos las reuniones con los hermanos un asunto prioritario? ¿Le damos importancia? ¿Hacemos de las reuniones en la iglesia una prioridad familiar? ¿Buscamos amigos cristianos para nuestros hijos?

En el lenguaje bíblico “ver el rostro” de alguien, es un modismo que implica: “Estar en la presencia de alguien”. Está en contraste con la moderna forma de comunicación virtual. Pablo no quiere ver a sus hermanos por foto en Facebook o Instagram, ni chatear con ellos a través de una red social, ni siquiera presenciar sus reuniones en vivo por internet! ¡Pablo anhela verlos! ¡Quiere abrazarlos, conversar, y alabar al Señor en compañía de ellos! Si hay algo que caracterizó al ministerio de Pablo, fue su amor por los hermanos y las iglesias del Señor.

El amor implica negarse a uno mismo para no negar el servicio al otro. Pero nuestra naturaleza ama la vida auto centrada, el esparcimiento, entretenimiento y la relajación. ¡Dios nos manda a morir para vivir, y dar vida a otros!

Algunas Iglesias tienen como meta que sus miembros diezmen, no adulteren ni roben. Pero el amor es lo más importante. En 1era. Corintios 13.1-3 dice: “Sin amor, mis dones, conocimiento y donaciones, no son, ni sirven para nada”.

Debemos imitar a Pablo en su equilibrio. Por un lado vemos al Pablo predicador, que escribe la carta de Gálatas o Romanos; y por otro, vemos el Pablo pastor, que extraña a los creyentes del Señor con fervor. El gozo está en la comunión con los hermanos. Lucas nos cuenta que: “Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón” (Hechos 2.47).

II.-Cuando nos desenfocamos de la soberanía de Dios.

1era. Tesalonicenses 2.18, “Por lo cual quisimos ir a vosotros, yo Pablo ciertamente una y otra vez; pero Satanás nos estorbó”. Pablo les dijo: Desde que fuimos separados por la fuerza de vosotros, siempre “quisimos” volver a visitarles. La frase “Yo Pablo, ciertamente”, es enfática. Noten que Pablo pasa de la primera persona del plural “nosotros” a utilizar la primera del singular “Yo”. Contrario a las acusaciones de sus detractores, quienes decían que los misioneros se habían ido de la ciudad por cobardía, y falta de amor, el apóstol les explica que en realidad, ellos quisieron visitarles reiteradas veces. El término traducido “Satanás”, significa “adversario, enemigo”. Es el Diablo. El enemigo de la gloria de Dios, del reino de Dios, de los siervos fieles de Dios, de la Palabra de Dios, y de la edificación de las iglesias de Dios. La palabra traducida “Estorbó” (ENKOPTO), significa “cortar dentro”. Es un término que viene del campo militar. Para detener el avance de los carros del ejército enemigo, los soldados a pie, rompían los caminos de piedras. Satanás está dedicado a impedir el avance del ejército de Dios. A estorbar a aquellos que predican su Palabra. Los tiempos verbales nos indican que cada vez que los misioneros intentaron visitar a los hermanos, ellos fueron estorbados por Satanás. Sus repetidas Intenciones de ver a los hermanos fueron siempre estorbadas. Esto no sucedió sólo con los hermanos en Tesalónica, sino también con los romanos: “Pero no quiero hermanos que ignoréis que muchas veces me he propuesto ir a vosotros (Pero hasta ahora he sido estorbado)” (Romanos 1.13). A veces estorba la llegada de los evangelistas; otras, se dedica a robar el evangelio de sus corazones. Esto está ilustrado en la parábola del sembrador. “El sembrador, salió a sembrar. Y mientras sembraba, parte de la semilla cayó junto al camino; y vinieron las aves y la comieron” (Mateo 13.3). ¿Qué significa ésto? “Cuando alguno oye la palabra del reino y no la entiende, viene el malo, y arrebata lo que fue sembrado en su corazón. Este es el que fue sembrado junto al camino” (Mateo 13.19). Jesús nos explicó que Satanás se dedica a quitar de la mente de las personas, la semilla del Evangelio de Dios que ha sido sembrado. ¿Cómo es que Satanás pudo estorbar los planes de los misioneros? No lo sabemos, y tampoco importa. A veces, la oposición es personal (opositores); a veces emocional (desánimo); o espiritual (presión, angustia). Mientras que Satanás intenta cortar el camino a los siervos, el soberano plan de Dios se sigue cumpliendo. ¡El gozo está en confiar en la providencia de Dios! La providencia es aquel atributo divino mediante el cual, Dios permite que las personas y el diablo tomen decisiones, para luego encausar sus consecuencias hacia el cumplimiento de sus planes soberanos. ¡Él reina! Así, gracias al estorbo de Satanás, Pablo no pudo visitar a los hermanos en Tesalónica. Entonces decidió enviarles una carta. ¿Qué carta? ¡La que tenemos hoy! ¡El estorbo de Satanás, terminó siendo un estímulo para la iglesia! ¡Tenemos esta preciosa carta en mano! Dios se especializa en usar las intenciones más malvadas, los hechos más injustos, para producir el bien mayor.

Ejemplos:

a.-) En 2da. Corintios 12.7: “Para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera”. Si Pablo se envanecía por sus privilegios ministeriales, dejaría de ser utilizado por el Señor. Pero mientras el mensajero de Satanás (que no sabemos qué o quién es) lo abofeteaba, Dios humillaba a su siervo para usarlo.

b.-) A pesar de ser un hombre justo, y a pedido de Satanás, Job perdió a sus hijos, ganados, riquezas y aún la salud. ¡Pero Job jamás imaginaría que su historia sería volcada en un libro que consolaría a miles de creyentes!

III.-Cuando nos desenfocamos de la venida de Cristo.

En 1era. Tesalonicenses 2.19, leemos la razón por la que los misioneros anhelaban verlos: Porque ¿cuál es nuestra esperanza, o gozo, o corona de que me gloríe? ¿No lo sois vosotros, delante de nuestro Señor Jesucristo, en su venida?”. El contentamiento más grande de un siervo, es el de llevar fruto de vidas transformadas para gloria de Cristo. La palabra traducida “Esperanza” (ELPIS), significa “esperar con entusiasmo”. No es positivismo humanista, sino la gozosa anticipación de un bien que Dios nos ha prometido en su Palabra. La esperanza ministerial de Pablo, era presentarse ante el Salvador con el gozo de saber que ha sido usado para salvar y santificar muchas almas. La palabra traducida “Gozo” (CARA), significa “deleite, alegría”. Recordemos: Pablo venía de sufrir la cárcel en Filipos; de ser expulsado de la ciudad en Tesalónica; de ser echado de la ciudad de Berea; de sufrir burla y menosprecio en Atenas; y de ser maltratado en Corinto. Pero a pesar de las pruebas, presiones, calumnias y de los opositores, Pablo se deleitaba en su ministerio. ¡El “gozo” ministerial de Pablo estaba anclado a la esperanza de presentarse algún día delante del Señor, con la paz de haber servido la Palabra a las personas! ¡No hay gozo más grande, que ministrar la Palabra las personas en el amor de Cristo, y en el poder del Espíritu! Recuerden las palabras de Juan: “No tengo yo mayor gozo que este, el oír que mis hijos andan en la verdad”. La palabra traducida “Corona” (STEFANOS), describía al premio que se le daba al vencedor en una carrera. Noten que lo que se premiará, es el ministerio que hicimos en la vida de las personas. No se premiará el número de reuniones a las que asistimos, o las grandes ideas y proyectos que hicimos, o los talentos recibidos. Si las reuniones y los programas que hacemos, o los dones y talentos que tenemos, no están ministrando vidas, no sólo que estamos malgastando tiempo, dinero y energía, sino que no seremos recompensados por el Señor. La palabra traducida “Gloríe” (KAUQUESIS), denota el acto de jactarse, enorgullecerse, o alegrarse por algo. Uno se gloría en aquello que le da sentido y valor a su vida. ¿Qué es lo que le da valor y sentido a nuestra vida? ¿Qué nos hace saltar de la cama cada mañana? ¿Qué causa, llena nuestro ser? ¿Cuál es nuestro mayor tesoro? Para Pablo, la gloria suprema de la vida, era servir la Palabra de Dios a las personas, para la gloria de Cristo.

¡El anhelo más grande del apóstol Pablo, era el de estar en presencia de Cristo rodeado de las personas a quienes había evangelizado, aconsejado, enseñado, entrenado, restaurado, en fin, a los que había ministrado! Pablo no esperaba recibir el premio al mejor apóstol, el nóbel de la paz, o la medalla de oro al escritor del año, sino el ver a sus hijos espirituales adorando al Señor en su gloria. ¡Su mayor gozo será verlos adorar en el cielo!

Estos misioneros verían la realización más grande de su “esperanza”; experimentarían el “gozo” más grande; y recibirían el “premio” más ansiado; cuando puedan presentar ante el Señor, los frutos de su labor misionera.

Pablo ministraba pensando en el “día de Cristo”. Este era un pensamiento dominante en la vida del apóstol. La expresión traducida: “El día de Cristo” o “El día del Señor Jesús”, es una referencia a la segunda venida de Cristo. Creo que el secreto de su indestructible esperanza, gozo, y gloria ministerial, era el de anticipar el día de Cristo. Por eso, exhortó a los filipenses: “...asidos de la palabra de vida, para que en el día de Cristo yo pueda gloriarme de que no he corrido en vano, ni en vano he trabajado” (Filipenses 2.16). Y felicitó a los corintios: “...habéis entendido que somos vuestra gloria, así como también vosotros la nuestra, para el día del Señor Jesús” (2da. Corintios 1:14). La palabra “Venida” (PAROUSIA), significa “presencia o llegada”. Casi en todos los casos, tiene un significado escatológico, refiriéndose a la segunda venida de Cristo en gloria, para llevar a su pueblo a su verdadero hogar. Los misioneros habían dedicado sus vidas a evangelizar y enseñar, y su recompensa sería la de poder ver a muchos hijos e hijas espirituales adorando por toda la eternidad, en la misma presencia del Señor Jesucristo.

Cierre y reflexión final: ¿Has perdido el gozo del ministerio? Quizás es porque amas más tu posición o popularidad que a las personas. Quizás sirves a una estructura, un programa, cumplas con una actividad, pero no sirves la Palabra a las personas. O quizás es porque la oposición satánica te ha entristecido, al punto de desenfocarte de la soberanía del Señor. Quizás, los estorbos, las dificultades, la oposición, las presiones, te han hecho olvidar que todo lo usa para bien. O quizás, es porque has bajado mucho la mirada y tu gozo depende de la reacción de la gente a tú ministerio. Quizás, tu ánimo depende de las felicitaciones, los aplausos, el reconocimiento de las personas. Quizás tu desánimo se debe a que no te sientes amado o valorado por las personas. ¡Has olvidado la venida de Cristo!

A.-La venida de Cristo ha sido un aliciente para que la iglesia haga un servicio de amor a los santos. En 1era. Tesalonicenses 2.19: “¿Cuál es nuestra esperanza o gozo o corona de que me gloríe? ¿No lo sois vosotros delante de nuestro Señor en su venida?” A la luz de su venida: “Alentaos los unos a los otros con estas palabras” (1era. Tesalonicenses 4.18). Los que esperan con gran entusiasmo ver al Señor, lo manifiestan sirviendo la Palabra y alentando a las personas. Debemos asumir que el tiempo para experimentar en plenitud las alegrías ministeriales prometidas está en el futuro.

B.-La venida de Cristo siempre ha sido un aliciente para que la iglesia viva buscando la santidad. En 1era. Juan 3.3 leemos: “Todo aquel que tiene esta esperanza en El, se purifica a sí mismo, así como El es puro”. Los que esperan con entusiasmo al Señor, lo manifiestan cultivando sus almas, para progresar en santificación. No podemos decir que esperamos al Señor, quien es Santo, Santo, Santo, si no progresamos en santificación.

C.-La venida de Cristo siempre ha sido un aliciente para llamar a las personas al arrepentimiento. “Dios ahora manda a todos los hombres en todo lugar que se arrepientan; por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquél varón a quien designó (Cristo), dando fe a todos con haberle resucitado de entre los muertos” (Hechos 17:30-31). ¡Cristo prometió volver, y juzgar a los hombres con justicia! ¡Desesperante! ¿Qué esperanza tiene alguien que ha quebrantado la ley de Dios, de salir airoso de este juicio. Cristo vivió treinta y tres años demostrando tener perfecta justicia; Murió soportando el castigo de nuestras injusticias. ¡En la cruz, Dios trató a su Hijo con ira, juicio y maldición, como si fuera el culpable de todos nuestros pecados! Pero al tercer día Dios le resucitó de entre los muertos vindicando su justicia; y hoy, sentado a la diestra de Dios, con todo el peso de su omnipotencia, llama a todos los hombres, en todo lugar, que se vuelvan de su pecado y confíen en El; a ellos, les concede su justicia. ¡Te ruego que vengas a Cristo y serás salvo de su ira!

 

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