El Evangelio

¿Cómo un Dios justo puede justificar a los injustos y continuar siendo justo?

Ciertamente yo sé que es así;
¿Y cómo se justificará el hombre con Dios?
Job 9:2

¡Justicia! ¡Justicia! ¡Justicia!
Cuando oímos hablar de niños abusados, ancianos golpeados, robos recurrentes, delincuentes absueltos, secuestros violentos y prostitución obligada nos preguntamos: ¿es posible obtener justicia? ¿Existe algún juez que sea totalmente justo?
1. Dios es el Juez Justo de toda la Tierra.
“Dios es juez justo, y está airado contra el impío todos los días” (Salmos 7:11). ¡Dios es el único juez totalmente justo! ¡El hará justicia perfecta en todos los casos! ¡Nada ni nadie quedará impune! Esto nos genera un conflicto tremendo porque…
 
2. Todos los hombres tendremos que comparecer ante Él.
“Está establecido para todos los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio” (Hechos 9:27). Después de la muerte, se llevará a cabo el juicio final.
¿Quiénes serán juzgados? El texto es claro: “todos los hombres”.
Llegará el día en el cual todos los hombres tendrán que comparecer ante Dios. ¿Cuál será la base del juicio? La Biblia enseña que el hombre será juzgado por:
  • Sus obras: “…y fueron juzgados por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras” (Apocalipsis 20:12).
  • Sus Palabras: “Mas yo [Jesús] os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio” (Mateo 12:36).
  • Sus Pensamientos: “…en el día en que Dios juzgará por Jesucristo los secretos de los hombres…” (Romanos 2:16).
Estimado lector, ¿realmente crees que eres inocente de toda culpa y pecado?
 
3. La Biblia enseña que todos los hombres somos culpables de pecado.
“Por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3:23). ¿Qué es el pecado? “El pecado es infracción de la ley” (1 Juan 3:4). ¡Todos hemos quebrantado la ley de Dios en palabra, pensamiento o acción! Aun así, tal vez pienses: “Pero yo me esfuerzo en guardar la ley y hacer buenas obras”, pero la Biblia dice que las buenas intenciones no bastan: “…cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos” (Santiago 2:10-11). Si guardas la ley pero quebrantas un punto, eres culpable de violar toda la ley.
Ilustremos esto. Imagina a un hombre que cruza un semáforo en rojo. Se presenta ante el juez y hace su descargo: “Asumo que, como lo indica la foto, he cruzado el semáforo en rojo… Pero quiero decirle que yo soy un buen padre de familia y que voy a la iglesia todos los domingos… Por lo tanto, le pido… líbreme de esta multa”.

¿Crees que el juez de la historia, tendrá en cuenta el argumento del infractor? De la misma manera, todos nosotros hemos quebrantado la ley de Dios en algún punto (en obra, palabra o pensamiento), y eso nos convierte en transgresores.
4. Los culpables merecen ser castigados.
Cuando escuchas la noticia de algún robo piensas: “¡El ladrón debe ir preso!”. Eso es correcto porque si los ladrones no van presos, entonces no hay justicia.

De la misma forma, si los pecadores no son castigados, entonces Dios no es justo. ¿Cuál es el castigo por el pecado? La Biblia dice: “La paga del pecado es muerte” (Romanos 6:15). El concepto Bíblico de “muerte” equivale a “separación” y no a “extinción”.

Cuando alguien muere, la Biblia enseña que su cuerpo sólo se separa de su alma. El castigo del pecado es la eterna separación del alma del pecador y su Dios. ¡Imaginen toda una eternidad sin poder amar a Dios! “Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego” (Apocalipsis 20:15).

5. Ningún mérito es suficiente para que el culpable llegue a ser inocente.
Imagina un homicida que se regenera, se hace religioso y filántropo. ¿Deja de ser culpable de homicidio por eso? ¡No! De la misma manera, a lo largo de la historia, el hombre pecador ha intentado borrar su culpa a través de las buenas obras, la religión, la solidaridad, la moralidad y la filantropía, pero lo cierto es que ninguna de estas cosas, por más buenas que sean en sí mismas, pueden convertir en inocente al que es culpable. El culpable seguirá siendo culpable por el resto de su vida.

Por eso, en Efesios 2:9, la Biblia afirma que la salvación del castigo eterno “no es por obras, para que nadie se gloríe”. ¿Quién podrá gloriarse de su inocencia ante la mirada escudriñante de un Dios justo? ¿Quién podrá decir “yo merezco el cielo”?
6. La respuesta de Dios: JESUCRISTO.
¡La Biblia dice que Cristo ha resuelto el problema del pecado del hombre! El pecado es una infracción a la ley de Dios. Como cada infracción, requiere un castigo. Según el caso, puede ser el pago de una fianza o una larga condena en prisión.

Vimos que el hombre no puede pagar por sus pecados y que merece ser condenado. La única posibilidad de liberación, entonces, sería que alguien pagase el precio de nuestra fianza o que decidiera sufrir el cruento castigo en nuestro lugar.
¡Eso es precisamente lo que hizo Jesús! Colgado del madero, el Hijo de Dios, el Señor de la creación, exclamó: “Consumado es” (Juan 19:30). Esto significa: “La deuda ha sido cancelada”.

El pecado es como una deuda que se acrecienta. ¡Pero Jesús ha decidido desangrarse en una cruz para poder cancelarla en nuestro lugar! Al cancelar la deuda de nuestro pecado, ¡la justicia de Dios quedó satisfecha! 

Ilustremos esta idea: Un hombre comete un robo millonario en una entidad bancaria. Las cámaras de video lo detectan; el personal de seguridad lo apresa. Sabe que la evidencia de la filmación lo condena, que es culpable y que tiene que pagar por lo que hizo. Luego del proceso, el juez, basado en evidencias concretas, baja su martillo, golpea el estrado y le declara al acusado: “Culpable”. Inmediatamente, lo sentencia a prisión perpetua o, en su defecto, a pagar una suma sideral de dinero en concepto de fianza. Luego, el juez mete la mano en el bolsillo y extiende un cheque a nombre del culpable por la suma total que la fianza requería. Mira al condenado a los ojos y le pregunta: “Amigo, ¿crees que puedo y que deseo pagar el precio de tu libertad?”. ¡El mismo juez que en su justicia declara culpable a una persona que merece tal sentencia es quien, en su misericordia, cancela el precio de la libertad a quien no lo merece!

Dios, el juez justo de toda la tierra, te declara culpable y te condena, pero te ama al punto de pagar el precio de tu libertad. Aunque, a diferencia del juez de la historia, él no lo hizo con un cheque, dinero o joyas, ¡sino con la sangre preciosa de su propio Hijo!

La Biblia enseña que Jesús murió para pagar las deudas de nuestros pecados y que resucitó al tercer día luego de su muerte para mostrar que su sacrificio fue acepto delante de Dio. (Romanos 4:25).

Los cristianos creemos no sólo en la CRUZ, sino también en la TUMBA VACÍA!
Por eso, decimos que, mediante su muerte y resurrección, Jesucristo ha resuelto el problema del pecado del hombre. ¡Ahora, Dios puede declarar justo al culpable sin comprometer su justicia porque Cristo ha pagado la deuda de todos los deudores!

7. Dios te manda a arrepentirte de tus pecados y a confiar en Jesús.
“Pero Dios… ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan” (Hechos 17:30). La palabra traducida “arrepentimiento” significa “cambio de mente”. ¡Dios te manda a cambiar tu manera de pensar! Amigo, debes dejar de creer que eres inocente y asumir tu culpa. Debes dejar de pensar que Jesús murió por culpa de Judas, Pilato, los soldados romanos o los judíos incrédulos, y asumir que él murió para pagar por tus pecados. ¡Debes asumir que eres culpable, pero que Cristo ha muerto y resucitado para cancelar tu deuda y, así, declararte legalmente libre!
Si luego de leer este folleto sigues pensando como antes, no te has arrepentido. Pero si el amor de Dios ha conmovido tu corazón y ha transformado tu manera de pensar, te pido que leas con atención: 

Porque de tal manera amó Dios al mundo (coloca tu nombre donde dice “mundo”) que ha dado a su Hijo Unigénito para que todo aquel que en él cree no se pierda, más tenga vida eterna. (Juan 3:16).

¡Debes confiar SOLO EN CRISTO para obtener perdón porque Él fue el único que te amó al punto de sacrificarse por ti en la cruz y, así, pagar la deuda de tu pecado! ¡Dios es Justo y Amoroso a la vez! Es “amoroso” porque condenó a SU HIJO para no tener que condenarte a ti y “justo” porque, en la cruz, su justicia fue satisfecha. Por favor, piensa, ¿Qué vas a hacer con Cristo? Sólo hay dos opciones:

El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él. (Juan 3:36).

Si te has dado cuenta de que necesitas a Cristo y te arrepientes de tus pecados, ora en este mismo momento a Dios: “Señor, me arrepiento de mis pecados, sé que estoy perdido y que no puedo hacer nada para salvarme. Pero creo que Jesús murió y resucitó para pagar mis deudas. Sé que tú puedes perdonarme y darme la vida eterna en el cielo porque ahora creo que tú, Jesús, has cancelado la deuda de mi pecado”.

Por lo demás, estimado lector, si tienes preguntas, dudas o inquietudes, te invitamos a estudiar las preciosas verdades de la Biblia con nosotros. Pero recuerda que la oración no es milagrosa. Lo que Dios tendrá en cuenta es que lo hagas de corazón. Habla con Él. ¡Dios está vivo!

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