Misionero fundador

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Jaime y Sharon Evans


Jaime Evans nació por segunda vez la noche del 5 de noviembre de 1951 cuando tenía 19 años. Esa noche asistió a una reunión de la Iglesia Bautista en Michigan, EE. UU., porque sabía que debía arreglar cuentas con Dios. Algo dentro suyo le decía que las cosas no estaban bien. También, la vida que él veía en los cristianos, el amor que se tenían unos a otros, le llevaron a pensar que había algo que le faltaba.

Al finalizar la reunión, habló con una de las personas que asistía a aquella iglesia, quien le contó lo que Jesús había hecho por él: morir en su lugar, y que sólo bastaba con creerle a Dios y recibir a Cristo para poder arreglar las cuentas con su Creador.  “Porque para ir al cielo sólo se necesita confiar en Jesucristo y no en obras como ir a la iglesia o portarse bien”, afirmó Don Jaime.
Misionero Ivor Greenslade y su esposa Ruth

Luego de aquella noche, Jaime comenzó a asistir a la iglesia, pero muy dentro suyo sabía que debía hacer algo más que sólo ir  a las reuniones. Fue entonces que, hablando con el pastor, tomó la decisión de ir a estudiar la Biblia para aprender y, así, enseñar a otros. Siete meses después, Jaime ya estaba en el Seminario Bautista de Nueva York, donde cursó por seis años. Dos años antes de terminar el seminario y después de cinco años de noviazgo, se casó con Sharon.

Ya terminando su sexto año en el seminario, en una Conferencia Misionera, Jaime escuchó a un hombre que trabajaba en Perú por el río Amazonas, quien comentó que estaba pidiendo a Dios que mandara diez matrimonios para ayudar allí. En ese momento, Dios le mostró el camino a seguir: ir a Perú.

En mayo de 1965, luego de un tiempo en Costa Rica, donde fueron capacitados para el trabajo en Perú y, asimismo, aprendieron español, viajaron a su destino. Llegaron a Lima, donde tuvieron que quedarse un mes por causa de ciertos trámites.

Estuvieron doce años en Perú fundando iglesias a lo largo del río Amazonas y ayudando a las personas del lugar no sólo en lo espiritual, sino en el cuidado de niños de aquellos padres que necesitaban trabajar. De esta manera se convirtieron en padres adoptivos de doce niños. Más tarde, fue allí en Perú donde nació su primera hija, Brenda.

A raíz de una enfermedad, Jaime tuvo que suspender su trabajo en Perú por seis meses. Cuando él y su esposa quisieron regresar a su labor, se encontraron con un problema: no les renovaron las visas. Sin otra opción, regresaron a Estados Unidos.

El fundador del Instituto Bíblico Palabra de Vida invitó a los Evans a comenzar una iglesia en Argentina, pero decidieron rechazar la invitación.

En 1978, después de dos años en EE. UU., y tras pedir en oración la guía de Dios, decidieron viajar a Argentina. Para ese entonces, ya eran cuatro integrantes en la familia Evans porque había llegado a sus vidas un hijo varón: Brian.
Al año siguiente, recibieron  a la Familia Greenslade, sus nuevos compañeros de ministerio.

Las primeras reuniones se hicieron en la casa de los Greenslade en Carapachay. Luego, pasaron a un salón de fiestas hasta que se compró el viejo cine de Carapachay, el cual se encontraba cerrado hacía ya diez años.

Después de muchos arreglos y limpieza, el viejo cine comenzó a llenarse de personas otra vez, pero con un nuevo propósito en esta oportunidad: compartir el Evangelio y glorificar a Dios.

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Alfredo Guido 3468, Carapachay
Argentina.
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